VITRINAS CULTURALES
PRESENTA

EXPOSICIÓN: “Ahí Viene un Jinete a Todo Galope” Colección De 12 Obras Gráficas y Fotografías Históricas.

ARTISTAS: Gerónimo E. Guevara Rojas y Mario A. Tepedino Cabello Serie: Hipismo Venezolano, Tributo a “Gustavo Ávila y a los Héroes del 71”.

Hace una década, nos reunimos un grupo de personas apasionadas por el rescate del Acervo Cultural e Histórico de Venezuela, en sus diferentes manifestaciones: música, escritura, ciencias, deporte, etc. Con la coincidencia de que nos unía la pasión que sentíamos por el espectáculo de los ejemplares pura sangre de carrera y nuestra admiración desde muy temprana edad por uno de los deportistas más importantes del hipismo venezolano, una verdadera historia viviente, El jockey Gustavo Ávila.

Por ese motivo surgió la idea de crear varios proyectos en su honor que se convirtiesen en el modelo para otros futuros personajes: un libro con textos y con mucha información gráfica, una colección de obras de arte, exposiciones para museos, salas, ateneos, vitrinas, 

espacios públicos, cátedras hípicas, esculturas en bronce y otros materiales entre otros. Gabriel Angarita Sergent, Gerónimo E. Guevara Rojas, Anahi Peña y Marío Tepedino Cabello, en calidad de creador y director,  los cuales fueron los artífices de estos proyectos e incorporándose posteriormente a Ramón Rivas Rivas, Erick Pignoloni P. y desde siempre la asistencia permanente de Fred Desiderio Carvajal, Luis Barrios.

Inicio de los Proyectos

Cientos de personas, amigos, colaboradores y pertenecientes al mundo del hipismo y a otros del acontecer social venezolano, fueron determinantes en su crecimiento para su futuro éxito.

Artistas

Gerónimo E. Guevara Rojas

Comunicador Social (Universidad Santa María), Diseñador Gráfico e Ilustrador. Nacido en Carupano, Estado Sucre. Desde hace mas de diez años ha desarrollado importantes trabajos artísticos y editoriales para destacados escritores venezolanos, entre ellos: el Dr. José Rivas Rivas imagen de los clásicos más importantes del Hipódromo La Rinconada, entre otros. Actualmente es el coordinador artístico y editorial de una importante imprenta capitalina. Ademas de estar desarrollando las obras para una edición de gráficas especializadas en comics y con Mario A. Tepedino de la música Juvenil en Venezuela.

Mario A. Tepedino Cabello

Periodista, Productor de Radio y TV, Tecnólogo Educativo, Museógrafo. Realizó estudios de arte y fotografía en Londres, Madrid, Santiago de Chile, Buenos Aires y México. Fue director artístico del Centro de Arte Contemporáneo (CDAC), empresa vanguardista de la obra gráfica en Venezuela. En México se especializo en Modelado y Fundición de obras en bronce a la cera perdida. En Venezuela ha sido productor discográfico, creador del Museo del Hipismo, del Museo del Rock Vinotinto y diseñador del Museo de la Radio en El Museo Jacobo Borges, actualmente está al frente de los proyectos Tributo a Gustavo Avila y Al Compas del Reloj.

Gustavo Ávila el “El Monstruo” con la chaquetilla del Stud de sus amores, el Stud Raga (Angarita y Chiarelli), montando al famoso ejemplar purasangre “Victoreado“, según sus propias palabras con el que logró sus mas resonantes victorias entre ellas el I Clásico Internacional del Caribe, celebrado en Puerto Rico el año 1966.

SIEMPRE GANADOR

Gustavo Ávila es uno de esos hombres que nacieron para hacer historia, para ser ganadores permanentes. Ha sido el jockey venezolano de mayor proyección nacional e internacional. Le correspondió actuar en una época donde la competencia era muy fuerte y cuando la profesión era sumamente exigente por la calidad de los competidores. Se midió con jockeys, preparadores y ejemplares de mucha envergadura dentro y fuera del país, los confrontó y los venció. Una época donde la calidad profesional abundaba, lo que obligaba a disponer de gran idoneidad. En nuestro medio eran los días del maestro Juan Araya, de Raúl Bustamante en plenitud de condiciones, cuando tomaba la delantera y era casi imposible ganarle. De Eduardo Jara que después paso a ser una sensación en Buenos Aires. El elegante Carlos Cruz con su serenidad y su espectacular hermano, “El Negro” Juan Eduardo, Douglas Valiente, Ángel Francisco Parra y Juan Vicente Tovar son apenas muestras de los rivales que tuvo, pero hubo otros de similar categoría a los que tuvo que enfrentar dentro de la profesión y ante ellos sobresalió. La grandeza de Gustavo Ávila “El Monstruo”, queda demostrada al no limitarse a ser el mejor del patio. No tuvo la timidez en la confrontación contra los grandes de otras latitudes. En plenitud de facultades tuvo la oportunidad de exhibir su pasta de campeón en otros hipódromos del mundo como una atracción especial. Gustavo Ávila, quien en nuestro país tuvo la idolatría jamás igualada por jockey alguno, con esas credenciales y con esos títulos se fue al exterior y recorrió hipódromos de Europa y Suramérica como Argentina, Brasil, Uruguay, Colombia, también Estados Unidos de Norteamérica y en todos triunfó.

Ha sido el más internacional de nuestros jinetes y es el favorito del público de todos los tiempos. Tiene carisma y siempre llegó a la afición ganando y perdiendo. Jamás ha perdido el reconocimiento de su público y nunca le enfermó la fama. Tampoco tuvo un gesto que ofendiera al espectáculo hípico, al cual jamás le ha dado la espalda. Es uno de esos personajes que engalana al hipismo. Decíamos que Gustavo Ávila siempre es ganador porque nuevamente lo fue. Tuvimos la suerte de ser testigos de toda su carrera. Desde aquélla lejana victoria con el caballo Solís, pasando por numerosas tardes de gloria en El Paraíso y sus resonantes triunfos en La Rinconada. Cómo olvidar ese Mayo de 1971, cuando con Cañonero estremeció a Venezuela y al mundo al ganar el XCVII Kentucky Derby del 71, la competencia hípica más famosa del mundo, triunfo junto al obtenido en el Clásico XCVI Preakness Stakes en el mismo año, ambas la de la Triple Corona Norteamericana que además de haberlo inmortalizado, hoy tiene más vigencia que nunca. Gustavo Ávila el “El Monstruo” nació en la parroquia El Valle en la ciudad de Caracas el 14 Junio de 1938. Las autoridades hípicas venezolanas para reconocer su trayectoria crean el Clásico que lleva su nombre y se disputa todos los años en el Hipodromo La Rinconada.

Mario Cardozo.
Reconocido cronista y periodista del Hipismo Venezolano.

El apodo de “El Monstruo” se lo puso el famoso periodista de los años 50, 60 y 70 Alberto “Tapatapa” Hidalgo por la forma tan genial que Gustavo Ávila tenia para conducir ejemplares purasangre.

Los Héroes del 71: Los “invasores” de la Triple Corona Norteamericana

Gustavo Ávila, Cañonero, Juan Arias, J.J Hernández Rosal, Juan Quintero, Víctor Scialom y Luis Navas, comandados por el gran apasionado hípico Pedro Baptista, fueron los artífices de la más grande hazaña lograda en los anales de la historia del hipismo venezolano. Han pasado más de cuatro décadas y quién no recuerda los triunfos de Cañonero y Gustavo Ávila en la Triple Corona Norteamericana en 1971. El Kentucky Derby y el Preakness Stakes. Ocho personajes inmortales cada uno con nicho en la histórica hazaña. Varios especialistas hípicos norteamericanos consideran que la carrera realizada por Cañonero y Gustavo Ávila en el XCVII Kentucky Derby esta entre las mejores de la historia del más importante clásico del hipismo mundial. Las tres carreras de la Triple Corona Norteamericana son: Derby de Kentucky (Louisville, Kentucky), Preakness Stakes (Baltimore, Maryland) y Belmont Stakes (Elmont, Nueva York).

PROTAGONISTAS DE UNA HAZAÑA IRREPETIBLE

CAÑONERO

Hijo del semental debutante Pretendre en Dixieland II por Nantallah. Nacido en USA el 24 de Abril de 1968. De ser un potro menospreciado en la subasta en Keenelard, Kentucky se convirtió en un impresionante purasangre que pasó a la historia por sus grandes éxitos.

GUSTAVO ÁVILA

Jockey, mejor conocido como “El Monstruo”. El ídolo de una gran afición hípica en Venezuela del momento. Una historia viviente del hipismo venezolano.

PEDRO BAPTISTA Y Jr.

El dueño y empresario, pero ante todo 1000% hípico. No dudó en adquirir a Cañonero y llevarlo a lograr la gran hazaña hípica venezolana de todos los tiempos.

JUAN ARIAS

El entrenador, todo un caballero y un gran conocedor del mundo hípico y de Cañonero.

J.J HERNÁNDEZ ROSAL

El veterinario. Fue siempre el ángel de la guardia de Cañonero en Venezuela y durante la Triple Corona Norteamericana.

JUAN QUINTERO

El cuidador inseparable de Cañonero desde que llegó a Venezuela y durante su estadía en la etapa de la Triple Corona Norteamericana en 1971.

VÍCTOR SCIALOM

Empresario, Ingeniero, hípico por los cuatro costados. Su gran amistad con Don Pedro Baptista y Gustavo Ávila y su familia, unido a la pasión por los ejemplares purasangre y en especial por Cañonero, motivo su incorporación al equipo de “invasores” de la Triple Corona Hípica Norteamericana en 1971, en calidad de asesor, traductor e inversionista.

LUIS NAVAS

Partícipe de la época de oro del hipismo venezolano, básicamente en Stud Book del Hipódromo La Rinconada. Se dedicó tambien a la adquisición y venta de ejemplares purasangre de carrera. Su vasta experiencia lo hizo adquirir un potro en el que ninguno de los asistentes a la subasta se tomo en cuenta, en lo que podía dar el futuro de este ejemplar: Cañonero.

HECHOS & HAZAÑAS DEL DEPORTE
El 1° de mayo de 1971, el triunfo cumbre de la hípica venezolana,
“La Hazaña sin repetición”.

Cañonero fue la culminación nunca imaginada, fantasmagórica, la más inverosímil aventura. La de Cañonero es la hazaña que no tiene repetición. Por disparatada, porque no encajaba, ni en la más exagerada imaginación. Es así como, después de sus estrujantes victorias en Churchill Downs y Pimlico, arrasando en el Derby y en el Preakness, sus aristocráticos antecedentes permanezcan casi desconocidos. Su padre Pretendre, fue vencido sólo a cabeza por el fenomenal Charlottawn, en 1966, en el Royal Derby. Su abuelo Dontelle, venció nada menos que al famoso Bally moss, propiedad de la reina Elizabeth. No obstante el majestuoso pedigree, Cañonero fue adquirido en las ventas de Keeneland, pírricamente en 1200 dólares, entonces a 4,30 Bs. el dólar.

Cañonero llegó exhausto, fuera de condición, cuando arribó a Miami, “clandestinamente”, para disputar el nonagésimo séptimo Derby de Kentucky, la carrera de mayor jerarquía de la hípica norteamericana. Una vez en el vetusto óvalo de Louisville, los métodos de entrenamiento de Juan Arias, llamaron a risa por contrarios a la ortodoxia gringa, y no es ningún invento que los “hardboots# de Kentucky, eran del criterio de que el histórico Derby, estaría mejor sin la presencia de los advenedizos venezolanos. Cañonero no tenía nada que buscar a juicio de los entendidos. Su cotización al largarse la prueba es una evidencia irrebatible de ello, Cañonero cerró las apuestas 20 a 1 cuando se abrieron las puertas del Starting Gate.

Pass Catcher fue ese caballo que lo aniquiló entrando en la recta final. Su jinete Walter Blue, lo pasa justo en el último codo, y allí concluyó la vibrante historia de Cañonero, arrancada a la fantasía. Pero fue el piloteado por Eddie Belmonte, Twist The Axe, el caballo que más contribuyó para deshacer las ilusorias pretensiones de 13 millones de venezolanos. No le dio tregua a Cañonero, lo buscó desde la salida, asfixiándolo, no dándole respiro. Y eso facilitó la impresionante embestida de Walter Blue con su outsider. Cañonero terminó entrando cuarto, pero, a ciencia cierta, había hecho honor a sus ancestros. Aquel sábado, del que se cumplirán 30 años, el próximo martes, Pedro Baptista telefoneó a esta redacción, donde únicamente me encontraba yo, tan anonadado como los 128.000 fanáticos que finalmente le rindieron pleitesía a Cañonero en el paddock de Churchill Downs. Baptista no podía creer el “flash” que había emitido una radio. Apenas un minuto antes, yo había arrancado el cable aparecido en el teletipo. Yo pertenecía al Directorio de La Rinconada y vine al periódico, a ver exclusivamente lo que había pasado en las grandes ligas.

Pedro Baptista vino a El Universal, en overol y alpargatas, no ocultaba su asombro. El big leaguer de los jinetes, Gustavo Ávila, era el de la apoteosis. El desconocido Juan Arias alcanzaba la celebridad. Su caballo “Cañonero”, lo ponía en el umbral de una millonada de dólares. Y él, Pedro Baptista, campeón de la humildad, habíase transfigurado en el titán de la más descomunal hazaña registrada por un hipismo incipiente. Memorable como insólita. Y no admite repetición.

Omar Lares, El Universal

Pedro Baptista

PAPÁ, UN HÉROE DE LA HÍPICA

Pedro Donaciano Baptista Torres, nació en Caracas, el 24 de Mayo de 1926, su padre Pedro Máximo Baptista, su madre Lula Torres, canarios ambos. Tenía tres hermanos. Él era el segundo de ellos. Queda huérfano de madre a los once años. Niño tremendo, amoroso, rebelde y trabajador, le gustaba ir a El Calvario a jugar pelota y a sus hermanas les compraba golosinas para que lo vieran jugar. Su primer trabajo fue de limpiabotas. A los doce años iba al Hipódromo de El Paraíso. Disfrutaba el espectáculo hípico. En ese momento él decía: “Cuando sea grande voy a ser dueño de caballos”. Allí comienza uno de sus mayores sueños. En su adolescencia practicaba formalmente el béisbol, y ganó cuatro temporadas consecutivas con el equipo “El Teide” en el que participaba. Dichoso, gana un billete de lotería (serie completa para la época), va a Cuba y a los Estados Unidos a conocer a sus ídolos de este deporte.

Inicia otro sueño; sus fábricas de Tubos y Procesamiento Electrogalvánico, en las cuales obtiene éxito después de grandes esfuerzos. Pero el amor a los caballos seguía latente y es cuando comienza a ser propietario de purasangres. Su pasión y la nobleza hacia ese animal, fue tan inmensa que podría decirse que alimentaba primero a los caballos que a su familia. Se despertaba a las 4:00 de la madrugada a los entrenamientos y volvía por las tardes, cumpliendo así con la vigilia y dedicación de la ortodoxa rutina del cuidado del equino. Era un hombre futurista, de inteligencia visionaria, afortunado, cabalístico, inconforme y definitivamente irrazonable, creador, muy romántico con una convicción en su mente: su destino, lo iba a hacer él. Tenía una mirada vivaz, era carismático, noble y altruista. Dentro de su amor por el hipismo, llegó a poseer más de trescientos caballos de carrera con múltiples triunfos nacionales, entre ellos Léxico, Tolete, etc, hasta llegar a una de sus grandes hazañas, “Cañonero”. En el año 1971, tenía una idea fija, una convicción. Con coraje, tenacidad y fe, hizo realidad un sueño, gesto de un iluso sin mayores ambiciones materiales. Hombre que antepone sus ideales a su convivencia. Él, a quien la mayoría tildaba de loco, aventurero y bohemio, se convirtió en héroe de la hípica mundial. Por supuesto su hobbie era el hipismo, pero coleccionaba sombreros, lencería, cuadros valiosos y leía mucho. Fue Industrial durante su existencia. Pienso en papá y recuerdo a ese hombre preocupado, amoroso, protector. Simplemente mi ídolo; particularmente no necesitaba amigos, porque él lo abarcaba todo. En las noches lo acompañaba a hacer crucigramas; ese pasatiempo se convirtió en hábito. Hasta una especie de diccionario hicimos juntos. Una de esas noches le pregunté por qué no había vendido el caballo antes del Belmont y me respondió: “Tu sabes hija, lo que es escuchar el Himno Nacional de Venezuela, mi país, tú país, en un evento público de categoría con la presencia de miles de venezolanos, nada menos que en los Estados Unidos. Eso es maravilloso, lo máximo”.

Les puedo decir que a medida que pasa el tiempo lo amo y admiro más. Me hace mucha falta, lo perdí físicamente, el lunes 5 de Marzo de 1985, cuando tenía 14 años, muere en Valencia, Estado Carabobo, de un infarto, después de su visita al Haras San Francisco. Recuerdo sus palabras, sus consejos y su ternura. Definitivamente era un gran amigo y ser humano.

LOLIMAR BAPTISTA

Victor Scialom

HUMILDE, INTELIGENTE, DE GRAN CORAZÓN Y MEJOR AMIGO

De Gustavo se dicen muchas cosas buenas, pero para mi padre Víctor Scialom lo admiraba como profesional humilde, inteligente, de gran corazón y mejor amigo. Cualidades estas, que se reflejan en su vida familiar como hijo, padre y esposo. Se puede resaltar que Gustavo Avila fue en su profesión el “Embajador del Hipismo Venezolano” al obtener grandes triunfos internacionales y abre las puertas a los jinetes Venezolanos en el exterior. Recuerdo que mi padre comentaba sobre las excepcionales condiciones físicas de Gustavo Avila, que me parece interesante señalar. Tenía la peculiar característica de poseer unas manos grandes en proporción al cuerpo, esto permitía una mayor fuerza al conducir caballos de carrera propio de los mejores jinetes del mundo. Recuerdo de pequeño, luego de que perdiera Cañonero II el Belmont Stakes fue vendido a un precio razonable mas no millonario, caso contrario si hubiese ganado la triple corona la situación hubiese sido otra; los norteamericanos se acercaron a mi padre para ofrecerle jugosos contratos de publicidad etc. Siempre y cuando el caballo ganara la triple corona que hacia veinte años no ocurría tal hazaña hípica. El Sr. Cléber un viejo millonario hípico norteamericano compro a Cañonero II porque observo que era el mejor caballo de los Estados Unidos y de su generación a pesar, que algunos hípicos norteamericanos señalaron, que esa generación fue mediocre y de bajo nivel competitivo, lo cual no era cierto, por cuanto el caballo fue comprado única y exclusivamente para ganar el clásico The Stymie Handicap, el cual nunca había ganado de los muchos que gano en su vida hípica.

Cañonero durante muchos meses fue preparado, cuando faltaba poco para la carrera el Sr. Cléber se comunico con Gustavo y le ofreció una cantidad importante de dólares para que corriera al caballo con todos los gastos pagos y que suspendiera todos los compromisos ese fin de semana lo cual acepto, esta oferta se baso en que Gustavo era el jinete que mas conocía al caballo, además quería disminuir las probabilidades en contra. Gustavo fue y gano el clásico con 19 cuerpos de ventaja con un tiempo record de la pista en Belmont Park, para 1.900 mts. En 1.46:1 e iguala el record mundial; este triunfo engrandeció y cristalizó al dueño su gran sueño, lamentablemente a los pocos meses murió. Cabe destacar también que Cañonero gano la segunda carrera de la triple corona en Pilmico en tiempo record de la pista para ese año. Años después el triple coronado y excepcional caballo Secretariat gano con el mismo tiempo que Cañonero II. Recuerdo a mi padre comentar sobre el preparador Juan Arias entrenador exclusivo de la caballada de Pedro Batista. Y la suerte de haber ganado el Kentucky Derby y causado furor el la hípica norteamericana al ganar un entrenador de raza negra en esos años 70, en donde el racismo sacudía a los norteamericanos, la algarabía de los afro americanos era tal que Juan Arias recibió homenajes populares, caravanas, fiestas etc. Sobre todo en Nueva York, era considerado un héroe, fue algo increíble, a tal punto que propietarios le ofrecieron una gran cantidad de caballos para que los entrenara, Juan acepto y estuvo varios años en Estado Unidos logrando varios triunfos, luego regreso a su querida y añorada tierra junto a su familia.

El mejor peón de la cuadra de Pedro Batista fue sin duda alguna Juan Quintero callado, trabajador, conocedor de su oficio uno de los héroes de Kentucky Derby. Dormía y vivía con el caballo en el establo era como su hermano mayor donde pasaron momentos de felicidad, tristeza, sufrimientos y alegrías, eran el uno para el otro, inseparables amigos, hasta le hablaba y parecía se entendían. Otro de los grandes héroes de Kentucky Derby fue sin duda alguna el Dr. J:J Hernández Rosales, veterinario de primerísima línea profesional y maestro de maestros, conocía al caballo perfectamente, al punto de curar al caballo de una fuerte infección en el casco, antes de la tercera carrera de la triple corona, sugirió a Pedro Batista en retirar al caballo en vista, que no se encontraba al 100% de su capacidades físicas, fue una decisión muy difícil si retirar o no al caballo, ganador de 2 carreras de la triple corona, con ofertas millonarias, las expectativas de un país y sueño de muchos venezolanos que asistieron al la carrera, banderas Venezolanas en todo el hipódromo, era un cuento de hadas, una historia única , la emoción a nivel máximo , increíble , imposible de explicar el sentimiento de ese momento, a pesar de que la derrota fue muy triste se dejo marcado en la historia hípica venezolana como una hazaña en que lo imposible se puede lograr con trabajo, esfuerzo y fe en lo que se desea, la gloria no es suerte, es la combinación de factores especiales y únicos en un momento determinado, que produce un resultado inimaginable.

VÍCTOR SCIALOM ARIAS

Tienda Vitrinas Culturales™

2021
Ya están a su disposición para la venta la Colección de 12 Obras Gráficas firmadas de edición Limitada “Ahí viene un jinete a todo galope, Tributo a Gustavo Avila y a los Héroes del 71, que en conjunto lograron esta maravillosa hazaña y la más importante de la historia hípica venezolana, al obtener dos de la Triple Corona de Estados Unidos.

Una obra gráfica es la que crea el artista de forma seriada y numerada, es decir, no es única, pero no es producción industrial y es un vehículo para la democratización de la cultura.

Disponemos de la colección gráfica original, firmada y numerada por los artista para su venta, si desea comprar la colección gráfica, contacte con nosotros a través de nuestro formulario.

LA COLECCIÓN DE OBRAS GRÁFICAS ESTA CONFORMADA DE LA SIGUIENTE MANERA:

• 12 Obras Gráficas firmadas de edición Limitada

• La colección tendrá su respectivo Certificado de Autenticidad

• Catálogo de las obras gráficas

FICHA TÉCNICA:

La edición de la colección de las obras gráficas estaría conformada de la siguiente manera:

Edición No.1
. Numero de obras: 12 Unidades
. Numero total de ejemplares de cada obras: 60 Unidades
. Numero de P/A (Pruebas de Arte): 30 Unidades
. Firmadas y numeradas por Gustavo Avila y los artistas Geronimo Guevara y Mario Tepedino C.

IMPRESIÓN:

. Maquina: Xerox – iGen4
. Papel: Glase 300
. Dimensiones: 57cm x 36cm

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Sí necesitas ayuda, rellena el siguiente formulario y nos pondremos en contacto. Gracias

VITRINAS CULTURALES

Vitrinas Culturales es un punto de encuentro con nuestra cultura y deporte, nuestro patrimonio, nuestra identidad. A través del arte el ser humano expresa lo que siente, su punto de vista, sus creencias, su esencia. Las Vitrinas Culturales™ abre distintos espacios que forman parte del acervo cultural venezolano para ser visitados.

Nos interesa relacionar la cultura con las oportunidades que dan las nuevas tecnologías y los medios sociales, facilitando el acercamiento de los actores del sector cultural a las herramientas para desarrollarse en el marco de la cultura digital.

Para el rescate del acervo cultural e histórico de Venezuela

VITRINAS CULTURALES
Género: Obras Gráficas

EDICIÓN, PRODUCCIÓN Y REALIZACIÓN

ARTISTAS:
Gerónimo E. Guevara Rojas
Mario A. Tepedino Cabello

EDITORES:
Gustavo Avila Jr.
Mario A. Tepedino Cabello

DIGITALIZACIÓN, ORGANIZACIÓN, VARIOS:
Ramón David Rivas Rivas

PARTICIPACIÓN:
Proyecto: Gustavo Avila, Mario A. Tepedino Cabello, Ramón David Rivas Rivas, Anahí Peña, Gerónimo D. Tepedino Ugueto, Gustavo Avila Jr.

PARTICIPACIÓN ESPECIAL, ASESORÍA:
Textos y bibliografías:
Herman “Chiquitín” Ettedgui †, José Visconti†, José Pulido, Iraima Padilla de Avila, Erick Pignoloni Palacios, Omar Lares.

MATERIAL FILMICO Y BIBLIOGRÁFICO DE GUSTAVO AVILA
Fred Desiderio Carvajal, Instituto Nacional de Hipódromos (INH) y Stud Book, Biblioteca Nacional de Venezuela, Ministerio de la Cultura de Venezuela, Diario Meridiano, Diario El Nacional, Diario Lider, Diario el Universal, Semanario El Heraldo, Revista Gaceta Hípica, Diario El Mundo, Meridiano TV, Diario Últimas Noticias.